Según se desprende del IV Informe Tecnología y Discapacidad, elaborado por la Fundación Adecco y Keysight, la contratación de personas con discapacidad está registrando un crecimiento imparable. De hecho, el año pasado alcanzó su máximo histórico: 82.977 contratos, un 19% más que el año anterior, cuando se registró la cifra de 69.648.
En este incremento de contrataciones son muchos los factores que han influido, principalmente un cambio de mentalidad por parte de las empresas y de las propias personas con discapacidad. Las nuevas generaciones se plantean un futuro profesional en el que puedan trabajar, rompiendo la anacrónica tradición que relaciona a la persona con discapacidad con la inactividad y la dependencia.
Sin embargo, la Revolución Tecnológica también ha podido influir en este incremento de las contrataciones. En efecto, la irrupción de las Nuevas Tecnologías y adaptaciones tecnológicas, permiten a las personas con discapacidad desempeñar puestos de trabajo en los que hace años estaban prácticamente excluidos. Estas adaptaciones mitigan las dificultades derivadas de la movilidad, la audición o la visión reducidas, posibilitando que las personas con discapacidad utilicen su potencial cognitivo en el ámbito laboral
Nos referimos, por ejemplo, a los siguientes productos:
- Para personas con discapacidad física: mesas regulables en altura, teclados con cobertores o teclas de gran tamaño que impiden pulsaciones accidentales, ratones virtuales o ergonómicos, etc.
- Para personas con discapacidad visual: pantallas de gran formato, lectores de pantalla, impresoras de braile, magnificadores o lupas aumentativas, etc.
- Para personas con discapacidad auditiva: intérpretes de lengua de signos, emisoras de frecuencia modulada, prótesis auditivas, etc.
- Para personas con discapacidad intelectual la variedad es menor. Si bien en los últimos años hemos visto surgir las páginas de lectura fácil (con lenguaje sencillo y claro, de forma que puedan ser entendidos por todos) o las Apps basadas en pictogramas intuitivos, la oferta es aún muy residual.
Del total de encuestados con empleo, más la mitad (un 53%) asegura que este tipo de adaptaciones facilitan en gran medida las tareas que su puesto de trabajo requiere, permitiéndoles ser autónomos en sus tareas. Frente a éstos, existe un 47% que no utiliza este tipo de tecnologías en su entorno laboral, aunque en algunos casos sí tecnologías convencionales.
La tecnología al servicio de la calidad de vida
Además del plano laboral, resulta muy importante el papel que han desempeñado las Nuevas Tecnologías para reducir las situaciones de dependencia e incrementar la autonomía de las personas con discapacidad.
Según los datos que se arrojan de la presente encuesta, las Nuevas Tecnologías han mejorado la calidad de vida integral de 6 de cada 10 personas con discapacidad. A continuación reflejamos algunos ejemplos de respuestas que demuestran cómo las tecnologías han influido en un incremento de la calidad de vida de los encuestados:
- El hecho de poder comunicarme con personas con mi misma discapacidad desde el otro lado del mundo, intercambiando experiencias y encontrando nuevos recursos.
- A través del whatsapp puedo comunicarme de forma escrita e instantánea con mi familia. Éste es un avance importante, pues antes no podíamos hablar por teléfono por lengua de signos.
- Gracias al teléfono, salgo a la calle con menos miedo: si me pasa algo, sólo tengo que dar a un botón y llamar.
- Las Apps del Smartphone me permiten adaptarme mejor al entorno social, por ejemplo localizando rutas de ocio adaptado.
- Internet me permite tener al alcance de la mano herramientas para sobrellevar mis dificultades, y todo a través del móvil, sin necesidad de ordenador.
Incremento de oportunidades VS brecha tecnológica
Las Nuevas Tecnologías ponen sobre la mesa una llamativa dicotomía: por un lado, suponen un importante estímulo para que las personas con discapacidad puedan mejorar su calidad de vida y acceso al empleo. Por otra parte, pueden intensificar la desigualdad si no se actúa sobre algunos ejes estratégicos: formación, adaptación, diseño, asequibilidad, etc.
Así, un 55% sigue encontrando barreras para utilizar las herramientas tecnológicas convencionales. Esto quiere decir que, si bien las adaptaciones tecnológicas están suponiendo un gran avance, aún no son suficientes para cubrir todas las necesidades específicas de las personas con discapacidad.
La mayor parte de estas barreras son de índole económico (22%). Recordemos que las personas con discapacidad presentan unas tasas de pobreza superiores a la media. La ONU alertaba, recientemente, que el 80% de las personas con discapacidad en el mundo viven bajo el umbral de la pobreza. En España, el 65% de las familias con miembros con discapacidad afirma llegar con dificultad a fin de mes. Esta circunstancia, en ocasiones, les impide adquirir los dispositivos tecnológicos que hoy consideramos convencionales: televisión, ordenador con internet, Tableta, libro electrónico, etc…
Además, un 19% ha hecho alusión a las barreras de tipo formativo: a pesar de contar con nivel adquisitivo, este porcentaje desconoce el modo de utilizar estas herramientas, pues no ha tenido ocasión de recibir formación para el manejo de las mismas. Por último, un 14% destaca barreras de accesibilidad. Es decir, aun contando con recursos económicos y con conocimiento para usar estas herramientas, no puede interactuar con ellas porque no están adaptadas a las circunstancias personales derivadas de su discapacidad.
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